Un trabajo autobiográfico de investigación sobre la sordera y la danza. Una exploración bailada, sobre los límites de la comunicación física que construye un lenguaje única y ultra expresivo. Sorda erige su corporeidad propia a partir del cúmulo de horas de aislamiento, de confusión, de presencia ausente y asistida.
Un juego de magia articulado en silencio. La danza como medio que evidencia lo que el sonido/no sonido borra; arma que defiende la deficiencia hasta sublimarla. Una eventual apertura a la asincronía, gozándola y utilizándola de guía, para adentrarnos en un vacío latente donde acontece lo invisible.
*Para todos los públicos.